Que Alfonsín ni Alfonsín, que Logarzo ni Logarzo.
Se fue y no volverá, lo vamos a extrañar y necesitar. El funeral quedará en la memoria personal de cada uno, en lo que a mi me compete me hubiera encantado hacer una crónica de ello, pero tantos sucesos agresivos y tantos deslices a lo largo de la accidentada noche me lo impiden.
Sólo quedará el recuerdo en mis brazos, que al día de hoy se mantiene, que dice TEMPLO.
Quienes tengan esa cosa que revive momentos (lease fotos) se solicita por favor que se hagan circular a la brevedad.
Hasta siempre.